martes, 19 de octubre de 2010

Mañana será otro día

No es la primera vez, ni será la última, que se aúna esta sensación de nostalgia con el manifiesto frío del invierno. Y aún siendo este mi hogar, lo encuentro desconocido. Las calles colmadas de hojas...y ya han caído de éstas desde que me fui. Algunos dicen que huí, mientras yo contemplo la posibilidad de seguir haciéndolo. Y en la familiar parada del autobús, en esa en que esperé durante años junto a vosotros, la misma que hoy se muestra vacía, aún rodeada de conocidos rostros, os vuelvo a ver; el forzado meneo de vuestras cabezas convierte un intento cordial de saludo en la incómoda situación que desde hace años procuramos evitar. Es como asomarse a una ventana hacia el pasado, y lo peor es que en este momento no soy capaz a recordar ninguna discusión o mala situación, y sólo evoco lo mejor de lo que antaño fue una gran amistad, las risas por todo y por nada, y la confianza que ahora se ve frustrada por ese saludo, que carece de significado y al mismo tiempo transmite íntegro su mensaje.
Hoy tan sólo me echo la culpa y agacho la cabeza. Mañana, probablemente, maldeciré este lugar y me preguntaré por qué no metí una rata en casa antes de irme, al menos así encontraría a alguien que me esperase. Quizás es porque encuentro inverosímil lo rápido que lo olvidasteis todo por lo que vuelve la pesadumbre, varias veces al mes, mientras la soledad de una tierra en la que no he nacido, pero a la que ahora ahora llamo hogar, me aleja de ese frío y húmedo aire que compartimos en los grandes e importantes momentos de nuestras vidas. Ya pienso: mañana será otro día.

lunes, 20 de septiembre de 2010

just snow

Intento, nuevamente, saltar a la comba entre las olas de nieve que me envuelven. Trazando una y otra vez distintas curvas, procurando dibujar con cada movimiento algo diferente. Algo que demuestre que soy distinto.

Últimamente tengo infinidad de discusiones conmigo mismo, más de las que querría. En ellas dispongo de todas aquellas convenientes respuestas que no te di en su momento. Ni a ti ni a ellos. A todos los que, recientemente, me han fallado. Y con cada levantar de blanca nieve soy más rápido en las réplicas, y eres tú, esta vez, la que no tiene nada que decir. La que espera estática que la razón se le presente. Tenía tanto que reprocharte, y sólo ahora, camuflado en este arropador traje, se manifiestan en mi cabeza. De modo que esta injusta fortuna despierta mi ira, la cual procuraré extinguir con el próximo salto, borrando tu cara de mi mente entre el congelador polvo que no cesa de arrollar. Suprimiendo cada una de las disputas que he tenido, cada una de las diferencias, con todos los que sugirieron en su época ser amigos…o contigo. Se supone que esta es mi única distracción, la que logra sacarme del negro pozo en el que se hunden los días gracias a cada uno de mis comederos de cabeza…gracias a ti; y aún así ahí continúas, escuchando el total de las mil respuestas que he sido capaz a darle a nuestra última pelea en mi pensamiento. En mi perfecto e imaginario mundo. Donde sólo estamos la nieve y yo. Donde tú siempre pierdes los enfrentamientos. Me aproximo a un cajón. Espero que éste sea el que consiga eliminaros a todos.

domingo, 12 de septiembre de 2010


Anoche, volví a sentir la singular necesidad de dormir desnuda. Es invierno, las horas de mis días se llenan de lluvia y el aire huele a tierra mojada. Hace frío, más ahora que no estás para espantarlo, pero recurro a las suaves sábanas de franela, aferrándome a ellas encogida en mí misma, impidiendo que mis ojos, que se acostumbraron a tí y ahora no resuelven mirar a otro, derramen la lágrima que ahogue esta soledad a la que aún no me he adaptado. Cavilo, durante breves instantes de demencia, llamarte. Olvidé, sin embargo, que hacía tiempo ya me había desprendido de tu número, al recapacitar y encontrar incoherente la idea de conservar el teléfono de alguien que no te habla. Alguien incapaz de escuchar tu voz sin estremecer. Diferencia de temperamentos, explicamos a nuestros allegados, a los curiosos...a nosotros mismos. Sé que al principio sentías ciego rencor al recordar mi nombre. Sé que esquivabas las que fueron mis crudas palabras en tu razón. Yo, que por aquel entonces no padecía más que una sensata compasión, pronto percibí la magnitud de mi equívoca decisión. Ya fuera por la nostalgia que evocaban tus recuerdos en la casa, por las quemaduras en la cocina que ya no estás para curar, por la falta de alguien que me arrope cuando me quedo dormida en el sofá...sólo repito en mi entendimiento...equívoca decisión. Ha sido en esta tarde de lluvia, de olor a tierra mojada, que te he vuelto a ver. La larga cola en la panadería camufla tu reciente presencia, ni siquiera he sabido reconocer tu voz entre el murmullo del saludo generalizado. Pero tu olor...ah....habituada ya a odiar a todo aquel que usa tu perfume, a no quedarme abatida ante la ráfaga fugaz de tu fragancia en la figura de algún transeúnte, cuya abandonada estela podría seguir cerrando los ojos incluso....es ese olor el que me obliga, inconscientemente, a girarme. Y allí estás tu, tímido, como siempre. Será esa sonrisa impávida la que destroce todos mis esquemas. Sabes, por uno u otro motivo, que estoy más que compungida. Eres consciente de que te rogaría ahora mismo que esta noche ahuyentaras mis pesadillas. Son eternos los minutos que pasan antes de que nos atiendan, y tu vuelvas al coche donde ella te espera, en el asiento del copiloto, mirando vuestras fotos en la misma cámara donde ayer yo miraba las nuestras. Bonitos verdes ojos los que ahora te acompañan. Insisto, equívoca decisión...

miércoles, 18 de agosto de 2010

thats allright because i like the way it burns


Así que ahora eres, simplemente, frío. Tus emociones se han convertido en banales actos, farsas; piensas “tiene que ser así”, y ejecutas la acción. Mecánico, llámalo costumbre. Yo lo encuentro inhumano. Un día, sencillamente, invadieron tu alma, y ni la caída más desmesurada pensaste pudiera hacer tanto daño; ni la espada más ingente clavarse tan profundo…y un océano podría atravesar tu esencia sin peligro de apagar la incandescente llama que te quema. De modo que has cubierto tu calcinada piel con una coraza, y no permites que nadie la traspase. Surgen en tu mente pensamientos que en otra época te hubieran horrorizado. Todo aquello que debería causar en ti emociones, alegrías, penas, nostalgia…acaba convirtiéndose en una mera ilusión pasajera. Sabes lo que deberías experimentar, pero la apatía, la indiferencia, es lo único que puedes transmitir. A veces disimulas, para no parecer en monstruo en que, en realidad, te has transformado. Podrías intentar ahora convertir tu impasible manera de mirar a las personas en la brillante hilaridad que nos mostraste en otra época, pero sería imposible, pues ya lo has olvidado, y de todas formas piensas…”mejor así”

viernes, 11 de junio de 2010

(= because of u


Disculpa si a veces no logro entenderte. Ciertamente lo intento. Navegar por tu mente resulta en ocasiones tan inviable, supongo que es lo que me intriga de ti. Como, extrañamente, camuflas los sentimientos y te cierras…barrera que no consigo saltar. Insisto, porque no se puede luchar contra la propia naturaleza, y tu singular manera de ser me lleva de cabeza a lo desconocido; porque psicoanalizar a los demás acaba siendo fácil, y la tarea se me torna monótona; porque sé, de alguna manera, que enredarme en tu entramado de ideas compensará, quizás con una sonrisa, quizás con un baile propio de esa hiperactividad tuya, mientras vacías la nevera y tarareas algo. Y sé que muchos se rindieron procurando entenderte, no cayeron en la cuenta de que no es necesario hacerlo, sino, simplemente, aceptarte.


Se concibe fácil la popular propuesta “sabes que estoy aquí”, que siempre acaba transformándose en un “realmente no puedo estar”. Y puede ser porque tú realmente sí que estás, o por tu manía de burlarte de mí como un intento de consolarme, algo que he de reconocer, jamás pensé pudiera funcionar. Debe ser por tu habilidad para hacerme reír, para hacerme sentir mejor…o sencillamente, distinta. Debe ser por tu incapacidad para permanecer sosegado, por tu meticulosidad a la hora de confeccionar cualquier cosa, por la forma en que silvas para cubrir los silencios, o contoneas la cabeza rítmicamente, por los abrazos en exactamente el momento que hacen falta, porque estando contigo lo demás carece de importancia, o quizás, tan sólo, porque todo acabe resumiéndose en un “por ser un verdadero amigo”. Quizás por todo esto sea por lo que me duele no lograr resolver el rompecabezas que supone tu juicio, y aún más ver que nadie ha sido capaz a hacerlo todavía. Las personas fallan, es algo irrefutable, nos rendimos ante la primera dificultad, y tú, para bien o para mal, resultas fatigosamente incomprensible. Y finalmente, fusionando el remolino de ideas, de caracteres, de imágenes y sonidos, se configura una red caótica cuya estructura desconcierta, y, cuando todo se calma, el atronador ruido cesa y los colores se muestran estables, apareces tú, y caigo en la cuenta, por fin, de que he conocido la locura. Tan sólo me queda rogar, algunos pensarán que equívocamente, para que nunca cambies. Gracias por seguir ahí. Gracias por ser tú.

sábado, 29 de mayo de 2010

Sea&See....Smile....



Pesaroso, recupero imágenes en mi cabeza y las hago concordar, y realmente no sé si quiero hacerlo
…..ya vuelve a mí tu mirada....
Es como sumergirse en un océano, al principio turbio, y de pronto tan diáfano. Para volver a observar como baila tu pelo entre el viento hace falta una fuerza de la que carezco. Entonces aparece; de nuevo esa sonrisa que me hacía estremecer, como la de una niña traviesa, que sabes que trama algo pero hace rato que comprendiste: “no voy a poder impedírselo”. Es la misma con la que siempre obtienes cuanto quieres, por la que se voltea el transeúnte o consigues gratis la copa; y con ella me pierdo en un entramado de caracteres del que no lograré escapar. Es tu naturaleza, que pretendo camuflar con falsos defectos. Como maldecir tu incompetencia para comer helado sin mancharte, o tu condenada manía de confiar en todo el mundo. Recordar tu diplomacia con la que arreglabas todos los conflictos, la incapacidad para discutir con nadie. Las lágrimas por pequeñeces, las carcajadas por más grandes simplezas. Una noche en Julio en la que te detienes, repetidamente, para oler “el verano”; y de nuevo nos haces llegar tarde. Pero todo vuelve a convertirse en la paz que transmites cuando me redimo del mundo en tus brazos.

Es el pétalo de cada flor, que arrancaste para exhalar, lo que aparece al fondo de este océano en el que nos embarcamos juntos; en el que zozobro. Es el momento en que te cambié por ella el mismo en que hundí mi barco, y viajo a la deriva desde que pretendo encontrar en su persona tu paciencia, tu libertad, tu optimismo, tu honestidad…trágicamente, hizo falta que sonrieses a otro para darme cuenta.

lunes, 22 de marzo de 2010

Los pasos




Es el cuarto chiste que cuento esta noche. Levanto la mirada y de nuevo me siento solo en una mesa completa de tres. Observo, en un rudo y escandaloso silencio, la forma en que os miráis, o mejor dicho, en que dejáis de hacerlo cuando conscientes caéis en la cuenta de mi presencia. Volvéis a ser sólo dos, para qué más.


Parece que cuanto más lo miro más extraño es. Como cuando repites tanto una palabra que acaba por sonar absurda en tu mente. ¿Por qué te dejaría pintar aquel azulejo?. Es mi cocina coño. Es el maldito piso que pago cada mes, el mismo piso de dos que huele a solitario, al igual que la cama, idéntico a nuestras sábanas, equivalente a uno de tus besos, ídem a tus abrazos. Y da igual cuantas tortugas más metas en el terrario; tú y tu puta manía de traer bichos a los que alimentar a casa. Tú y tu puta manía de sustituirme con cualquier cosa. Ahora preparas con cariño comida para una planta carnívora a la que has puesto nombre de persona, y hasta de ella podría ponerme celoso. De modo que vuelvo hacia el azulejo dispuesto a frotar hasta dejarme las manos. Ojalá fuera tan fácil borrarlo también de mi mente.


Un símbolo de cariño dijiste. Es un "para siempre", convertido ahora con sencillez en un "hasta nunca". Hubiera preferido un "te quiero" sincero de tu boca, uno sólo, así te habrías ahorrado mil pinchazos en la piel y 60 euros. Esconde ahora esa íntima muestra de cariño a todos los que suden en tus sábanas; sí, las mismas que huelen y olerán siempre a vacío. Da igual cuanto busques en ellas princesa, ahí no está la felicidad que tanto ansías.


Deja de mentir. Para ya. Los dos sabemos la verdad. No existe el amor, es sólo un reflejo efímero en el fondo del vaso de un bebido, y al despertar se ha esfumado, dejando en su lugar una sucia y aspera resaca. Yo no pondré fin a esto. Demasiado cómodo, y supongo que tú piensas igual. Desmesuradas explicaciones que dar. Excesivas preguntas que responder. ¿Para qué engañarnos?, esta noche volveré a dar de comer a tu perro. Mañana volveré a recoger tu ropa. Y tú...seguirás llenando tus quebradizos vacíos con caricias de otros, a disimular al mirarte con mi mejor amigo, en la misma mesa de tres donde yo contaré mi quinto chiste al intentar encubrir el silencio que vuestras envidiadas miradas dejan al desnudo.

lunes, 22 de febrero de 2010

come back to me


Lo peor de una mujer con el corazón roto es que empieza a repartir los pedazos.



Otra vez vuelves a mi vida. Pasarán los años y seguirás ahí, como un litigio al que recurrir. Es pura simbiosis, cuando ambos lo necesitamos, simplemente estamos. Es distinto, contigo siempre es así, pero me siento a salvo en tus brazos. Me encuentro redimida en tus sábanas.

domingo, 7 de febrero de 2010

El adios

Se resignan a escaparse tus gélidas palabras de mi cabeza. Siguen clavadas, sin pensar tan siquiera que la expresión "amigos" pudiera hacer tanto daño. Da igual cuantas veces entre y salga de la ducha, seguiré sintiéndome igual de sucia, igual de imbécil, igual de soñadora e ilusa...igual de cansada en una época en la que dormir cinco horas es todo un récord. Pero estudiar se hace imposible, y comer inviable. No es necesaria la comida para mojar la almohada con lágrimas. Detesto haberte llorado al teléfono, llevaba todo el día prometiéndome a mí misma que no lo haría, o haberme visto tan indefensa echada en la cama, con nada más que una toalla, al salir del baño. Aborrezco preocupar a la gente que me quiere por mi estupidez. Sólo deseo que pasen pronto los días en que todo me recuerda a tí, los días enamorada de tus defectos, los mismos en que he dejado de ver películas buenas porque todas tienen algún resquicio de alusión que no me permite continuar...tendré que pasarme al mal cine. No puedo culparte, dejaste claras tus intenciones, sólo yo en un absurdo intento de convertir lo efímero en eterno pensé que quizás pudieras sentir algo por mí, algo que sentiste por otras y que yo no supe sacar de tí. Tan sólo me queda decir adios.

viernes, 5 de febrero de 2010

Y dejarás escapar algo así por miedo.
Y fingirás que no te importa yéndote con otras.
Y mantendrás la compostura camuflada con orgullo.

Un punto pone final a la historia, pienso que sin que ninguno de los dos quiera, todo por miedo al pasado. Dándole la espalda équivocamente a quien no deberías.

miércoles, 13 de enero de 2010

Fallen angel


Recordar el día en que le conocí no es ni será difícil jamás. Hay ciertas cosas que nunca se olvidan. El encontrar en el harapiento patio de nuestra antigua casa a un extraño, cuando esta palabra hace énfasis en su concepto, entre las hojas que un amargo otoño arrancó de los árboles, queda grabado a fuego en la cabeza de una joven que aún por aquel entonces mantenía la razón y la endereza. Y permanece el recuerdo indeleble todavía.

Fue desconcertante su áfono ruego. Aún con los labios próximos al suelo, pidió aquel forastero no un vaso de agua, ni cobijo, ni una manta o el calor de un hogareño fuego. No. Tan sólo al oírme llegar y sin mirarme en ningún momento, me rogó le cortase las alas. -Despréndeme de ellas- imploró entre sollozos. No es que aquellas blancas y enormes alas en su lomo, entonces mojadas por la lluvia y parcialmente embarradas, no llamasen la atención, pero no me percaté de su presencia hasta que el desconocido balbuceó la absurda suplica.

Supongo, ahora que reflexiono fríamente, años después, que me quedé largos minutos mirando abrumada aquellas enormes alas. Recuerdo perfectamente la inserción en la espalda, y como la piel se fusionaba con plumas blanquecinas. Observé, con todo detalle, como unas venas palpitaban al inicio de dicha extremidad. Y después de este análisis al extraño, le ayudé a incorporarse y entramos en casa.